En Divino Abasto creemos que una escuela de tango debe invocar a la calle y a nuestra manera de caminar en la vida cotidiana.

Buscamos que los alumnos reconozcan en su propio movimiento natural la cadencia del tango.

Creemos que el tango es uno solo (más allá de sus distintos nombres) y buscamos una formación unificada, adorando nuestra tradición de salón y tomando de lo contemporáneo lo que sirva al placer de nuestros alumnos.

Afirmamos que la técnica debe ser una respuesta a una necesidad. La técnica que no resuelve preguntas no sirve.

Confiamos en el saber oculto de las personas. Si todos sabemos abrazar, si todos podemos dar, entonces todos tenemos la semilla del tango adentro.

Estimulamos que los alumnos propongan nuevas consignas, se cuestionen y nos cuestionen, en un ámbito de respeto y fraternidad.

Definitivamente creemos que el tango es un embrujo que convierte a la tristeza en el más grande placer y que la gente es más feliz bailando.